Los pueblos originarios “son para nosotros una escuela; de ellos aprendemos el amor a la madre tierra y la vida comunitaria, a tomar acuerdos y la sinodalidad”, afirmó el obispo auxiliar de San Cristóbal de Las Casas, Luis Manuel López Alfaro, quien el 27 de junio tomará posesión como titular de la Diócesis de Tapachula.
“Yo les pido a los pueblos originarios que no pierdan su raíz ni su riqueza. Los necesitamos en la iglesia y son un signo de esperanza. No pierdan su raíz para que puedan seguir sembrando vida y sepan que nosotros aprendemos de ustedes”, agregó.
Al responder a una pregunta de miembros del área de comunicación de la parroquia del municipio tsotsil de Zinacantán, manifestó que “alguna vez les dije que me da pena que muchos (...) su corazón que se va haciendo un poco ambicioncito, individualista, egoísta y dejan que les lleguen los vicios”.
“Les agradecemos su cariño y calidez. La verdad, de los pueblos originarios me da pena que nunca aprendí la lengua. Sí podía celebrar en el idioma, pero no se me dio, aunque siempre sentía el calor, la alegría, la cercanía”, añadió.
López Alfaro, quien prácticamente se está despidiendo de la Diócesis de San Cristóbal, a la que llegó hace 20 años procedente de la Arquidiócesis de Toluca, Estado de México, expresó, “yo digo que el corazón tiene su lengua, mi lengua no hablaba, pero mi corazón sentía con los hermanos y les agradezco porque siempre me sentí muy querido por las comunidades, tanto mestizas como de pueblos originarios”.
Recordó que “un padre decía que los hermanos indígenas tienen como una barrerita, como que ponen algo y no te dejan pasar, y yo digo que es verdad, que si los hermanos ven que no muy les parece lo que uno hace, lo quieren, pero hay una barrerita, aunque si siente su corazón que no hay nada mal, le abren la puerta y no hay barrera; yo sentí eso, pues a donde iba sentía esa calidez, esa apertura, esa alegría y les agradezco a los pueblos que me hayan recibido y dado la oportunidad de caminar con ustedes”.