Luego de seis meses de obstáculos y de enfrentar la falta de voluntad por parte de las autoridades, la Compañía de Teatro Penitenciario del Foro Shakespeare llegó a su fin.
La comunicación definitiva llegó a través del oficio SSC/SSP/DEPRS/2369/2025, obtenido por Excélsior, en el que se detalló a la compañía que no existen condiciones para llevar su trabajo al interior del penal de Santa Martha Acatitla, aunado a que cuestionan el beneficio directo del programa, ya que solo ha alcanzado a 3.6 % de la población.
Dicho documento también cuestionó la falta de mantenimiento y de equipamiento en el espacio ocupado; la ausencia de información sobre el monto obtenido mediante la venta de boletos (a personas externas), así como la imposibilidad de compartir el foro, que será utilizado para otras actividades.
Esto, pese a que la agrupación trabajó durante 16 años con Personas Privadas de su Libertad (PPL), para contribuir a su proceso de Reinserción Social, con un proyecto autogestivo que desde septiembre de 2024 careció de apoyo para continuar con los talleres y el trabajo actoral, detalló en entrevista Itari Marta, codirectora de la agrupación.
Además, recordó que este proyecto —que en su historia produjo seis montajes al interior de la penitenciaria, con 500 funciones y la participación de más de 80 PPL aproximadamente— no solo fue un simple divertimento o entretenimiento, “sino que se buscó que fuera una opción laboral y de comunicación hacia el mundo exterior; de prevención del delito, porque los hijos y familias (de los PPL) tenían acceso a las funciones; y de ayudar a la reinserción social, ya que involucraba a público externo para quitar el estigma de que las personas que están en una cárcel ya no sirven para la sociedad”. Además, señala que finalmente se negó la entrada al público externo, que era la forma en que se autogestionaba el proyecto.
¿En qué momento vino el cambio de las autoridades?
Fue a partir de que la subsecretaría del Sistema Penitenciario se integró a Seguridad Ciudadana. Desde hace seis meses se nos impidió el acceso a la penitenciaría, pero luego de una serie de reuniones, mediante un oficio decidieron concluir la continuidad al proyecto”.
¿Cómo era el trabajo antes?
Durante 16 años nosotros tuvimos buena comunicación con el Sistema Penitenciario, cuando era un organismo autónomo. Procuramos tener reuniones con los directivos del sistema para coordinar y hacer este proyecto.
No fue sencillo, porque siempre estuvo el obstáculo del criterio de los funcionarios en un país en el que el arte es lo último importante de la fila y donde nuestro presupuesto de cultura cada vez se ha reducido más
Desde que el Sistema cambió a la Secretaría de Seguridad Ciudadana, la comunicación se detuvo. Ellos nos hicieron saber que ya no les interesaba dialogar con nosotros y en las pocas oportunidades que tuvimos de hacerlo, ya no fue con los directivos, sino con algún asistente o personas que no estaban enteradas del proyecto, que no les importaba.
¿Cómo fue la dinámica en los últimos meses?
Cuando la agrupación llegaba a las sesiones se nos informaba que no se había tramitado el memorándum de entrada, no se les permitía el ingreso o cuando se llegaba al espacio para realizar la actividad… ya estaba ocupado.
Nosotros solo íbamos dos días a la semana. Nos decían que regresáramos al día siguiente, cuando nosotros tenemos otras actividades.