Un gran pecador oyó por fin la voz de su conciencia, y decidió cambiar de vida. Arrepentido de sus maldades, contrito por la ruin existencia que hasta entonces había llevado, buscó a un sacerdote e hizo ante él la confesión general de sus terribles culpas. El confesor le dijo: “Solo puedo darte la absolución si encuentras un alma caritativa que esté dispuesta a rezar por ti 100 rosarios”. El pecador se angustió: a nadie conocía capaz de hacer por él tal sacrificio. En la última banca de la iglesia vio a una mujer que oraba piadosamente. El tipo, acostumbrado a arreglarlo todo con dinero, fue hacia ella y le dijo: “¿Le gustaría ganarse mil pesos?”. Respondió al punto la mujer: “Que sean mil 500, y tú pagas el cuarto”... También Babalucas fue a confesarse. Atribulado le preguntó al confesor: “¿Qué puedo hacer para apartarme de las tentaciones?”. El sacerdote confiaba grandemente en la fuerza de la oración. Le dijo: “Ora”. Replicó Babalucas: “Las 6 y media”... Cuatro amigos que hacía mucho tiempo no se veían se reunieron a tomar una copa y saber de sus vidas. Dijo el primero: “Estoy en finanzas. Me ha ido tan bien que me compré dos coches deportivos”. Relató el segundo: “Yo me dedico a los bienes raíces. Me ha ido tan bien que me compré dos departamentos”. Declaró el tercero: “Lo mío es la computación. Me ha ido tan bien que me compré dos lanchas”. Manifestó el cuarto: “Mi hijo mayor se dedica a complacer a gays maduros y adinerados. Le ha ido tan bien que uno le regaló un coche deportivo, otro un departamento y otro una lancha”... Personas que saben del tráfico de drogas y del huachicol me dicen que hay más dinero en el huachicol que en el tráfico de drogas, y que ese dinero se obtiene sin los riesgos que afrontan los narcos. Desde luego no hablan del huachicol elemental, de baja escala, que consiste en ordeñar los ductos de Pemex. Se refieren al llamado huachicol fiscal, el que se lleva a cabo trayendo en grandes volúmenes, ilegalmente, el combustible de Estados Unidos para venderlo acá a mayor precio, con lo cual se obtienen ganancias exorbitantes. Es obvio que esa actividad no podría llevarse a cabo sin la complicidad de gente colocada en altos puestos oficiales. Así las cosas, no vacilo en decir que el dicho huachicol fiscal es lo que bien podría llamarse un huachicol de Estado. “No somos iguales”, proclaman en monótona cantaleta los integrantes de la nefasta camarilla conocida como 4T. Y es cierto. Son peores... Cuentecillo breve, y triste. Un granito de arena en el desierto le dijo a otro: “¡Me siento tan solo!”... Muchos hombres deben su éxito a su primera esposa, y su segunda esposa a su éxito. El aprendiz de paracaidismo iba a hacer su primer salto. Tembloroso, asustado, se lanzó al vacío. Buscó la anilla para estirar la correa que abría el paracaídas, pero no la halló. Desesperado, en caída vertiginosa, gritó por el sistema de comunicación con el avión: “¡No encuentro la anilla para abrir el paracaídas!”. Le indicó el instructor: “Está junto a tus testículos”. El muchacho se llevó la mano a la garganta y gritó otra vez lleno de angustia: “¡No la hallo!”... Don Geroncio, provecto caballero, le contó a don Veterino, señor de su misma camada, como se dice cuando uno tiene la misma edad del otro: “Anoche cené huevos, y en la madrugada sentí como si me dieran una patada en el hígado”. Comentó, lacónico don Veterino: “Qué bueno que no cenaste hígado”. En la barra del conocido Bar Ahúnda un desolado bebedor le contó al barman: “Ayer le hablé a mi hijo adolescente acerca de las abejitas y los pajaritos. Él me habló acerca de mi esposa y el compadre Pitorraudo”. FIN.
Mirador
Por Armando Fuentes Aguirre
Jean Cusset, ateo con excepción de cuando la noche es muy oscura, dio un nuevo sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y continuó:
-Pensamos siempre en Dios a la manera de como Miguel Ángel lo pintó: un poderoso anciano de barba y cabellos blancos que desde el cielo preside el mundo de los hombres, igual que Júpiter lo hacía. El texto bíblico según el cual Dios creó al hombre a su imagen y semejanza nos hizo vanidosos. En realidad fue el hombre quien inventó un dios a imagen y semejanza suya.
Bebió de su martini Jean Cusset y concluyó:
-El verdadero Dios está de cuerpo presente en todas sus criaturas, y en cada una. En nuestro prójimo hemos de mirar a Dios, y en él también hemos de amarlo. Todo lo demás es… pintura.
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini. Con dos aceitunas, como siempre.
¡Hasta mañana!
Manganitas
Por AFA
“Podría Trump imponer su política migratoria a México”.
Antes la había impuesto ya.
Forzó a Obrador cada día.
Algo muy bueno sería
que se lo llevara allá.