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Hoy Escriben - Elio Henríquez

Rotonda Pública

Un problema de vivos y muertos.

Como todos los problemas que las autoridades correspondientes no resuelven a tiempo por intereses, irresponsabilidad o desidia, el caso del panteón municipal de San Cristóbal de Las Casas estalló finalmente y amenaza con convertirse en un dolor de cabeza para la población.

Desde hace varios años se ha ido saturando el actual cementerio con la consecuente escasez cada vez mayor de espacios para sepultar a las personas que fallecen y que han decidido -ellas o sus familiares- no incinerar su cuerpo.

El asunto comenzó a causar mayor inquietud entre la población, cuando los propietarios de las funerarias fueron citados a una reunión con autoridades municipales para informarles que ante la falta de espacios, se está proponiendo la construcción de gavetas familiares para cuatro personas.

Los dueños de los establecimientos rechazaron de inicio el planteamiento porque no les es viable, aparte de que las gavetas tendrían un costo de 7 mil pesos que tendrían que pagar los dolientes.

Por lo mismo, el pasado 14 de este mes enviaron a la alcaldesa coleta, Fabiola Ricci Diestel, un documento en el que le solicitan una reunión “urgente” para tratar el tema y buscar una solución conjunta “a la problemática del proyecto que se nos está imponiendo al pueblo de San Cristóbal”.

En su opinión, la propuesta significa “sepultar a los difuntos de una manera incorrecta y poco respetuosa, ya que nos pide enterrar un cuerpo encima de otro siendo de diferentes familias”, por lo que “como prestadores de servicios funerarios estamos en total desacuerdo, por lo que pedimos nos atienda para llegar a acuerdos y soluciones inmediatas”.

La medida propuesta por el ayuntamiento, por cierto, es de algún modo temporal, pues no resolvería de fondo el problema, ya que lo que urge para solucionarlo de una vez, es crear un nuevo panteón municipal, pues la demanda es cada día mayor porque se ha incrementado el número de habitantes.

Ya se sabe que uno de los inconvenientes es la falta de terrenos disponibles, su alto precio para comprarlos y la falta de dinero, pero es un gasto-inversión que más temprano que tarde se tendrá que hacer porque es urgente.

Existía la propuesta de que el actual cementerio se ampliara, con una calle de por medio, hacia el sur, en los terrenos que ocupa el campo de beisbol infantil, pero algunas personas han expresado su inconformidad porque en lugar de quitar, es necesario construir nuevos espacios deportivos.

Además, los vecinos del barrio de Fátima, que colinda con dichos terrenos, manifestaron su oposición al planteamiento, por lo que todo indica que habrá que descartar esa opción.

Un eventual nuevo campo santo no necesariamente tendría que estar cerca del actual; es más, debería de construirse en una zona opuesta para evitar que los cortejos fúnebres atraviesen la ciudad, además de que los habitantes del área escogida tendrían la opción de escoger.

El actual cementerio, valga recordar, es el único que ha existido en San Cristóbal desde hace muchos años, por lo que en ese lugar están enterrados los restos de miles de personas, muchos de hace muchas décadas.

Uno de los “problemas”, entre comillas, del cementerio que está en uso, muy cerca del Hospital de las Culturas, es que muchas de sus capillas son monumentos históricos y por tanto están resguardados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), además de que sus dueños habrán pagado de por vida esos espacios, o cuando menos esa es la lógica.

Esas y las demás capillas ocupan en algunos casos amplios espacios y de construirse uno nuevo sería lo mismo, por lo que tal vez habría que ir pensando en modelos diferentes como los que hay en otras partes que en lugar de cementerios parecen jardines porque no hay tumbas visibles, sino pequeñas placas sobre el pasto con los datos de la persona enterrada.

Este asunto del panteón municipal es ahora en San Cristóbal motivo de debate con sugerencias e ideas diversas de la ciudadanía que las autoridades deberían de tomar en cuenta para tratar de encontrar una solución, pues se trata de un servicio.

Lo que sí está claro es que cualquier proyecto tiene que ser consensuado con la población o cuando menos con los pobladores que habitan en la zona en caso de que finalmente se pudiera concretar la construcción de un nuevo campo santo.

La salida más viable, hay que insistir, parece la de crear un nuevo espacio para largo plazo y estar poniendo remiendos que pronto necesitarán más remiendos.

Ahí, por ejemplo, el caos del relleno sanitario ubicado en la comunidad de El Aguaje, cuyos habitantes toman de rehenes a los sancristobalenses, pues cada vez que se les ocurre cierran ese espacio para impedir que los camiones recolectores tiren la basura si las autoridades municipales no cumplen con los acuerdos firmados.

Los compromisos no son menores: 250 mil pesos mensuales por permitir que los desechos se tiren en esa localidad, más la construcción de casas y obras diversas.

Por lo pronto, ya se garantizó que funcione tres años más, luego de poner sobre la pared al actual ayuntamiento, pues incluso antes de que sus integrantes tomaran posesión el 1 de octubre pasado, ya habían empezado con las amenazas y exigencias de que impedirían que los camiones recolectores depositaran la basura en ese lugar.

El acuerdo para que ese relleno operara, por cierto, fue hecho por el ayuntamiento que presidió Gerónima Toledo y en buena medida fue operado por el entonces síndico, Miguel de los Santos Cruz.

Seis años después, es necesario que las autoridades municipales y estatales vayan tomando en serio la idea de construir un relleno sanitario completo, tal vez regional para que los municipios de la zona lo usen también, porque cada día será mayor cubrir esa necesidad, ya que con el paso de los días se incrementa la generación de basura.

Por ello, para que no pase lo mismo aunque de una manera diferente, es necesario que se construya un nuevo panteón municipal en San Cristóbal y se le dé al problema una solución para muchos años. Si esta administración no lo hace, lo tendrá que hacer la siguiente o la que venga. Fin