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Hoy Escriben - Elio Henríquez

Rotonda Pública

Las votaciones realizadas el domingo pasado en las que fue electo César Gómez López como alcalde de Oxchuc, transcurrieron en calma, como no sucedía desde hace varios años, lo que fue aplaudido por propios y extraños.

Los diferentes grupos que estaban confrontados por la disputa del poder político entendieron que más valía ponerse de acuerdo que seguir peleando y dañando a la población, no solo de ese municipio, sino de otras demarcaciones que resultaban afectados con los constantes bloqueos a la carretera.

Desde luego que en este cambio mucho tuvieron que ver las autoridades estatales que les advirtieron que era más conveniente ponerse de acuerdo que seguir enfrentándose.

El amplio despliegue de policías estatales, sobre todo de los agentes de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP), que han logrado imponer temor y respeto, fue fundamental para lograr un clima de tranquilidad.

Eso permitió que miles de habitantes de Oxchuc, incluidas muchas mujeres, salieran a depositar su voto con toda confianza en la cabecera municipal y las comunidades.

Cuando menos el domingo se sentía un ambiente de paz, muy distante de la situación de tensión que se ha vivido en Oxchuc, tal vez en las dos últimas décadas, pero fundamentalmente en los años recientes.

Como era previsible, las elecciones del domingo transcurrieron en paz porque, en parte, se realizaron mediante urnas y el voto libre y secreto que no inhibió a los ciudadanos acudir a sufragar.

Falta la prueba de fuego: el plebiscito del próximo miércoles para elegir a mano alzada en una asamblea general masiva a las personas que encabezarán la sindicatura y las regidurías.

Quienes acudan ese día a participar en la asamblea ya saben que el próximo presidente municipal será César, impulsado por el grupo que actualmente está en el poder, encabezado por el presidente concejal, Luis Sántiz Gómez, que controla los recursos públicos, lo que en teoría le da cierta ventaja para apoyar a su candidato.

Ya sabiendo quién es el alcalde, algunos podrían recurrir a la llamada cargada, o también, el grupo contrario tal vez se organizará mejor para ganar la sindicatura y el mayor número de regidurías para que haya un equilibrio. El cabildo estará conformado por 12 regidores, la síndica y el presidente.

Ojalá que las autoridades responsables de conducir la asamblea del miércoles tengan ya todo preparado y bien delineado con un método eficaz para no ocasionar conflictos entre los diferentes grupos que participen en las elecciones.

Habrá que recordar que el anterior plebiscito de diciembre de 2021 fracasó porque no se tuvo el cuidado de tomar todas las medidas necesarias para garantizar que el conteo de los votos (de las manos alzadas) no provocara diferencias al grado de generar violencia.

Lo que se tiene que hacer ahora es contar uno por uno los votos y no como esa ocasión en que se hizo mediante un cálculo con base en el número aproximado de participantes en cada bando.

Si se cuentan uno a uno los votos, no tiene por qué haber dudas acerca de los resultados y los contendientes tendrán que aceptarlos, sean cuales sean. Es de suponerse que el Ayuntamiento quedará integrado de forma equilibrada (y paritaria), aunque, ya se sabe, lo que más cuenta es quien queda como presidente.

Si todo sale bien en esta ocasión –el domingo se dio el primer paso-, el municipio podrá retomar la ruta de la paz y la tranquilidad perdidas por la disputa del poder.

Este proceso puede ser un modelo no solo para Chiapas, pues los partidos políticos fueron marginados de las elecciones y se evitó el despilfarro en campañas políticas y mítines proselitistas.

Desde luego que eso no significa que los candidatos no hayan destinado recursos de una u otra forma para tratar de ganar, pero no colocaron lonas, carteles, etcétera, con su fotografía y el logotipo de tal o cual partido político que luego se convierte en basura que nadie recoge de la vía pública.

Es importante también que las nuevas autoridades entiendan que el presupuesto público tiene que ser distribuido de manera equitativa entre todos los pobladores y no como ha sucedido en las últimas administraciones que se beneficia más al grupo afín y se margina al opositor.

Hablando de dinero, si bien es cierto que no hubo gastos en campañas políticas ni en otro tipo de cosas que implican las elecciones por partidos políticos, lo invertido en seguridad para con el despliegue de cientos de policías debió de ser elevado, pero vale la pena. La seguridad no tiene precio.

Podría decirse en cierta forma que son elecciones costosas económicamente, pero relativamente baratas para mantener la paz y la tranquilidad de miles de habitantes.       

A diferencia de diciembre de 2021, las notas que ahora se han publicado en diferentes medios de cobertura nacional, han sido destacadas por el tono de tranquilidad en que transcurrieron las votaciones y no como en aquella ocasión en que fue por la violencia que explotó.

Que bien, pues, por las autoridades estatales y los diferentes grupos políticos locales que en esta ocasión lograron que la nota no fuera en sentido negativo, sino al contrario, de civilidad y de respeto, como deberían de ser todas las elecciones.

Ahora habrá que prepararse para organizar bien la asamblea del próximo miércoles, con el fin de poner fin al capítulo de violencia que durante muchos años ha manchado la imagen del municipio con derramamiento de sangre, quema de casas y carros, bloqueos, etcétera. Fin